Las travesias del danés en China

Ah, otro días más en su casa, nada a lo que él no estuviese acostumbrado. Debía llenar documentos y hacer una que otra cosa, como era el trabajo de una nación como él. Mientras terminaba de firmar unos documentos, una carta al lado de unos papeles llamó su atención. Dejando el bolígrafo que usaba a un lado, una de las manos del chino se acercó al sobre, volteándolo para ver el asunto del mismo. Curioso y decidido a saber que era, lo abrió y sacó la carta del interior del sobre.

-Veamos de qué trata aru...-desdobló el papel y leyó con cuidado lo que decía, casi quedándose sin entender por unos segundos.-Aiyaa...¿Dinamarca vendrá aru?-pestañeó por unos segundos, aparentemente curioso.

¿Dinamarca iría a su casa? ¿Desde cuando Dinamarca se interesaba en eso? Le pareció un tanto extraño, pero sabía muy bien que seguramente su jefe le ordenaría, que sin importar qué, recibiera al danés. Si él recibía al escandinavo, se podría abrir una nueva oportunidad para comerciar entre los dos países, algo que no debía desperdiciarse. Finalmente, luego de hablar un tanto con su jefe, este le envió la confirmación al señor Hans.

Ahora era definitivo, tendría que tener un intercambio culturar con Dinamarca, y por supuesto, recibirlo y mostrarle como era su país, China.

La confirmación no tardó en llegar a Dinamarca, y mientras él esperaba que el danés llegara, pasó un día completamente normal. Terminó de hacer cada uno de sus encargos, y luego, su día siguió como uno común y corriente. Como era de esperarse, o al menos como le indicaron sus jefes, Dinamarca llegaría al día siguiente. No le dijeron con exactitud a la hora que llegaría, pero si le indicaron que ese sería su día de llegada.

Durante ese día, el chino estaba preparándose un poco de té, cuando desde la cocina logró escuchar como tocaban la puerta de su casa. Dejó las hojas de té a un lado, las cuales estaba escogiendo para preparar su ansiado té. ¿Dinamarca había llegado? Seguramente tendría que ser él, pues era la única persona la cual él estaba esperando durante todo ese día.

Caminó hacia la puerta, y segundos después, la abrió, viendo a Dinamarca frente a la puerta. Levantó un poco su rostro para verle mejor y luego, sonrió de forma cordial.

-Ni hao, Dinamarca aru. Estaba esperando que llegaras aru.-dijo de forma agradable, viendo sus pertenencias al lado de este. Rápidamente, y sin queriendo ser maleducado, el chino se hizo a un lado.-Puedes pasar aru~-esperó que Dinamarca pasara y así, poder cerrar la puerta detrás de sí.