Combatiendo el aburrimiento..... con las armas del fastidio >D(?

Sonrió con bastante alegría al ver que a la chica le gustaban las rosas - Me alegro que te gusten - Se acercó para darle un pequeño beso en la frente - Pero no son tan hermosas como tú Lovina -

Con una de sus manos lo llevó al mentón de la chica y le levanto el rostro con sumo cuidado, acercándose nuevamente para darle otro beso pero esta vez en los labios, fue algo lento y sólo duró unos cuantos segundos. Se quedo a su lado sonriendo levemente manteniendo su mano en el rostro de la italiana para poder acariciarle una de las mejillas.

Se quedó contemplando esa pequeña imagen, le encantaba como se veía la italiana. Al notar que le estaba mirando, dirigió sus ojos a los de ella devolviendo le la mirada y sonriendo - Ti amo - Le dijo en un murmulló el cual sólo la chica pudiera escuchar.

Se iba ha acercar para besarle nuevamente, pero notó como un mesero se acercaba hasta la mesa en que estaban. Se alejó de la castaña para tomar asiento al frente de ella sin dejar de verle - ¿Qué es lo que vas a querer para cenar? - le preguntó una vez el mozo estuviera cerca y pudiera anotar el pedido.

Sonrió al escuchar el murmullo del chico, eran momentos únicos y felices para ella que podía compartir a solas con él, cosa que cambió cuando el mesero se aproximaba a donde ellos estaban, siguiéndo con la vista al castaño y mirándole de igual manera que él a ella. Dejó el ramo a un lado de ella de tal manera que pudiese contemplarlas toda la noche.

Pensó unos segundos, sabiendo que pediría lo de siempre.- Fratello, sólo algo que tenga pasta, sopréndeme, me conoces mejor que nadie .- Arqueó una ceja mientras soltaba una suave y muy leve risa al proponerle eso a su hermano-.

La respuesta dada por la chica no le sorprendió ni en lo más mínimo, le fue algo obvio que podría decir algo como eso, ya que de todas formas, ambos amaban comer pasta. Lo pensó unos segundos antes de dar su pedido - Traiga dos platos de macarrones con queso y uno de sus mejores vinos - Ya una vez dado el pedido el mozo se retiro dejando a solas a la pareja.

Le sonrió aún más ampliamente sin quitar la vista de la chica - ¿Esta bien eso o querías algo más? -le pregunto mientras acercaba su silla hasta la de ella, para sentarse a su lado.

Le miró de una forma dulce al verle sonreír de esa forma tan tierna con ese rubor en sus mejillas ¡Se veía completamente linda!. Aprovechó que nadie estaba cerca y no le veían para tomar le el mentón con cuidado y hacer que girará su rostro para que le viera, lo hizo de forma suave hasta que sus ojos se encontraron - Ti amo, bella donna - Le dijo en un tono seductor, acercándose lentamente hasta que sus labios se rozaron, le beso de manera suave y dulce.

Pasado unos segundos decidió separarse, le miró con un leve rubor en sus mejillas y una pequeña sonrisa en su rostro.

Pasado unos cuantos minutos llegó el mozo dejando ambos platos de comida, los utensilios para comer, las copas y el vino para luego retirarse.

A pesar de que sabía que él la estaba viendo, no volteaba su rostro por ninguna razón , al menos hasta sentir como le tomaba del mentón con suavidad, sin oponer resistencia hasta encontrarse con aquellos ojos color miel que eran idénticos a los propios, haciendo que se sonrojase aún más y aún así sin dejar de verle cuando le pronunció aquellas palabras que en un instante hacían saltar a su corazón, recibiendo el beso del otro correspondiendo igual de dulce, disfrutando aquellos segundos que pasaban así y al separarse solo veía el rostro del castaño de esa forma tan tierna que obtenía al sonreír de esa manera.

Al cabo de unos minutos les llevaron los platillos y el olor de éstos le abrían el apetito como solo la pasta puede hacerlo a un italiano.

Se dedicó a servir las dos copas con el vino que había encargado, esperaba que fuera tan bueno como había pedido, sino luego iría a quejarse.

- Podríamos hacer un brindis ¿No lo crees? - Le dijo mientras tomaba una copa y le extendía la otra para que ella la cogiera

- Yo brindo porque estoy con la mujer más hermosa del mundo. Porque puedo ver un futuro junto a ella. Porque es quien alegra mis días - Contestó mientras chocaba levemente su copa con la de la chica y bebía un poco del contenido de esta.

Solo miraba las copas de vino mientras el otro las servía, asintiendo al comentario sobre el brindis, era una perfecta ocasión para brindar.

Tomó la copa con una mano y escuchó, sonriendo por lo que él decía y ríendo un poco al final, bebiendo un sorbo de la copa- Yo brindo porque, estoy con la persona que amo, por el maravilloso momento que estamos pasando, y por los que nos quedan por vivir -dijo e inmediatamente chocó con suavidad ambas copas bebiendo incluso un poco más que la vez anterior. Estaba realmente feliz por todo lo que le estaba pasando, es decir, ¿Quién no lo estaría?.

Luego de haber tomado un pequeño sorbo de su copa escuchó atentamente lo que ella decía, el brindis dado le alegro de sobremanera. Ya no era algo oculto para él, pero de todas formas le alegraba demasiado el escucharla decir tales cosas.

Luego que la chica chocara ambas copas, volvió a beber de esta, pero dio un sorbo mucho más largo que el primero, degustando el vino.

Le quedo mirando por varios segundos, como si su vida dependiera de ello (Y técnicamente en esos momento lo era): Luego tomo su servicio y se dispuso a comer de manera lenta y mirando de reojo cada cierto rato a la chica a su lado.

Tomó de manera delicada sus cubiertos ubicados a lado de su plato, dando los primeros bocados al platillo que le habían servido, degustando tanto el sabor de éste, como el del vino, combinado con el hecho de estar con esa persona especial hacía esa la noche perfecta para ella.

A medida que se iba acabando el platillo, por cierto de manera algo lenta, podía notar las constantes miradas sobre ella y a manera de un juego le echaba miradas iguales, haciendo que éstas se cruzaran de vez en cuanto, haciendo esos segundos interminables y que hacían su corazón dar un brinco, así se llevó un buen rato y antes de que se duera cuenta ya estaba medio plato de terminar.

Siguió comiendo de una manera calmada mientras le dedicaba una que otra mirada a la chica, la cual a su vez también hacia lo mismo, se sonrojaba levemente, que casi ni se notaba a los ojos de las demás personas.

Ya pasado varios minutos él había terminado de comer su plato, por lo cual dejo todo en orden y se quedo viendo a la chica a la espera de que ella también terminara. No se cansaba de verla, sin duda era la mujer más hermosa en todo ese mundo, debía tener mucha suerte al poder tenerla a su lado...

Comenzaba a sonrosarse ya que podía sentir la mirada de el otro sobre ella, ahora constante, por suerte solo le quedaba lo último del platillo, así que con calma terminó, limpió el borde de su boca con la servilleta dejando los cubiertos sobre el plato de manera ordenada, dándole el último sorbo a su copa de vino, asentando la copa vacía sobre la mesa. .

Miró de reojo las flores a lado de ella, simplemente eran perfectas, todo esa noche era perfecto, y además con la persona perfecta, llevó una mano al cuello, casi inconscientemente y pudo sentir el collar que adornaba éste, sonrió para sus adentros, posó su mirada en la de su acompañante, verlo así era tan hermoso, simplemente era muy dichosa por tenerlo a su lado

Gracias por la cena, estuvo deliciosa - Agradeció con un tono dulce-

Le dedicó una dulce sonrisa ante su agradecimiento, pero para él eso estaba completamente demás, no era necesario que lo hiciera - No tienes que agradecer, es lo mínimo que puedo hacer por ti - Sin duda para él eso no había sido nada, haría cualquier cosa por ella.

- Ya que terminamos de cenar ¿Vamos? - le pregunto mientras hacia una seña llamando al mozo para que se acercara hasta donde estaban ellos - Te quiero llevar a otro lado - Le dijo sonriendo levemente.

Una vez el mozo se acercó, pago toda la cena, dejando el vuelto como propina sin importarle cuanto era en verdad. Se levanto y estiro una mano hacia la chica a su lado para ayudarla a que se pare.

Simplemente no podía imaginarse que eso hubiese sido lo mínimo que podía hacer, o puede que para ella lo fuera en lo personal y ya. Sin notarlo sus mejillas se sonrosaron y asintió ante la pregunta un par de veces con un suave movimiento, levantó el rostro con una incógnita impregnada en éste junto con una leve sonrisa, preguntándose a dónde podría ser.

No despegó la vista de él, ni cuando pagó la cuenta, mucho menos cuando fue a ofrecerle su mano, volteó un instante tomando el ramo de rosas entre sus brazos, abrazándolo contra su pecho, como si las estuviese protegiendo, mientras tomaba con una mano la de su hermano y se levantaba con delicadeza de su asiento, inclusive lo hizo de una manera coqueta.

Una vez estuvo de pie siguió sin soltarle la mano, mirando de nuevo con una sonrisa y expresión curiosa en su rostro- ¿A donde iremos?

Entrelazó sus dedos con los de la muchacha al sentir que no le soltaba la mano y comenzó a caminar tranquilamente hacia la salida. No dijo palabra alguna hasta que se encontraban fuera del restaurante y aprovechando que las calles estaban vacías, demasiado vacías por lo tarde que era, abrazo a la italiana por la cintura apegandola a su cuerpo - Pensaba que podíamos ir a caminar por la playa ¿Quieres? - Dijo susurrándole en el oído, para luego bajar su rostro hasta que encontró los labios de la muchacha para besarla levemente.

Se separó del abrazó, pero volviendo a sujetar de la mano a su hermana entrelazando nuevamente los dedos dirigiéndose hacia el auto. Abrió la puerta del copiloto para que ella entrara, para luego cerrarla y dirigirse a su lado del auto. Una vez dentro y todo listo emprendió el viaje hacia la costa.

El viaje hacia la costa no demoro demasiado, al ser ya entrada la noche no habían muchos vehículos, muy pocas personas viajaban de noche hacia la costa, se podía observar que eran más los que volvían a la ciudad.

Ya una vez en la playa, prefirió dejar el auto en un estacionamiento cerca del lugar, obviamente para asegurarse de que no le pasara algo mientras ellos se ausentaban. Se bajo y se dirigió al lado del copiloto para abrir la puerta ayudando a bajar a su hermana - Será mejor que dejes el ramo acá, así es más cómodo - le sugirió, luego cerrando la puerta del auto.

Le cogió de la mano, comenzando a caminar hacia la playa - ¿Tienes frío? - le quedó mirando mientras seguía caminando.

Durante todo el trayecto la daba miradas a su hermano por el rabillo del ojo, pero su mirada se fijaba más al paisaje que podía apreciar desde la ventanilla. Poco a poco podía ver como el número de casas y establecimientos disminuía hasta que desaparecían para dar paso a arena y mar, lo único que podía apreciar en la total obscuridad, exceptuando la luna, que junto con los faros de luz, eran sus únicas fuentes de iluminación.

Parpadeó un par de veces, se había perdido en su subconsciente por unos minutos, se dió cuenta cuando el chico ya estaba yendo hacia su lado para abrirle la puerta, entre lo que le abría se quitó los zapatos, sabía que ni en mil años podría caminar sobre la arena con ese calzado, asintió mientras dejaba el ramo de manera que no se arruinara sobre su asiento y bajó del auto.

Sostenía su mano mientras comenzaban a caminar hacia la arena, se sentía tan bien al contacto con sus pies, tan suave y fría a esas horas de la noche, dirigió la mirada hacia él cuando le escuchó, no lo había notado pero sus hombros comenzaban a sentirse helados por la brisa de la costa, sonrió levemente- Un poco solamente-soltó una pequeña y muy leve risa, inconscientemente.

Se detuvo de inmediato cuando la muchacha a su lado le respondió a su pregunta - Debiste decírmelo - Dijo amablemente, pero con un tono de reproche. No quería que su amada hermana se enfermara, y menos que fuera por su culpa.

Se sacó la chaqueta y se la puso por los hombros a la italiana para que pudiera abrigarse con ella - Espero que eso te sirva - Dijo, luego sonriendo levemente mientras le miraba al rostro. Aprovecho la distancia para también sacarse los zapatos y calcetas para que no quedaran con arena, los sostuvo con una mano mientras que con la que estaba libre, atrajo nuevamente a la chica, la abrazó por la cintura y se agacho para poder depositar un beso en los labios de ella.

Pasado unos minutos se separo del beso el cual mantuvo de forma tierna y calmada, sin alejar el brazo de la cintura de la italiana, comenzó a caminar nuevamente por la arena, sin intenciones de que ella se alejara de su lado.

Sintió como si fueran de nuevo pequeños y le estuviera llamando la atención, no puede evitar que una sonrisa se le dibuje en el rostro al tener ese recuerdo- Grazie~ -Dijo alzando la vista mientras se acomodaba la chaqueta en los hombros, enseguida le envolvió la calidez acompañada de una sensación reconfortante- Ahora estoy bien, no te preocupes -dedicó una sonrisa mientras permanecía a su lado al otro quitarse zapatos y calcetas.

Se dejo atraer, correspondiendo el beso y cerrando los ojos ante el mismo, apoyó ambas manos en el pecho de su hermano durante el beso, se separó de igual manera y se mantuvo muy cerca de él mientras seguían caminando.

Podía sentir la arena bajo la planta de sus pies, tan suave y fría por la horas, provocaba una sensación agradable al tacto, suspiró largamente apoyando la cabeza al costado del italiano mientras seguía caminando.

No soltó el medio abrazo en ningún momento mientras seguían caminando, le encantaba la cercanía que tenían, además de que el lugar estuviera vacío y no tuvieran que preocuparse por si alguien les veía o no, sin duda había sido una buena idea ir a la playa.

Se detuvo a unos metros del mar, viendo como este iba y venía calmadamente, reconfortándolo de sobre manera esa tranquilidad - Es una linda noche ¿No lo crees? - Dijo, bajando su vista para poder ver al rostro a la italiana - Ademas que no hay nadie que nos moleste - Comentó mientras soltaba ese medio abrazo, para pararse frente a la chica y mirarle a los ojos.

Pasado unos segundo le abrazó por la cintura, envolviéndola en sus brazos, luego apoyando su frente contra la de ella, sin dejar de verla en ningún momento.

A medida que seguían caminando se acurrucaba más en el medio abrazo, le encantaba el hecho de no tener que actuar de la forma que lo hacían cuando habían más personas a su alrededor, además el mar le brindaba una paz inigualable.

Asintió ante el comentario del muchacho acompañado de una sonrisa tranquila, apreciando de igual manera el oleaje nocturno, alzando la vista y fijándola en la de su hermano igualando el gesto y quedando frente suyo.

Se acercó a él dentro del nuevo abrazo, colocando sus manos entrecerradas entre ambos cuerpos apoyándolas en el pecho del mayor, sintiéndose en todo momento protegida -Fratello.. Gracias por todo-Dijo con un tono tranquilo y sereno en su voz, poniéndose de puntillas para alcanzar la punta de la nariz de su hermano y darle un pequeño beso en ésta, al instante volviendo a pisar normalmente el suelo y acurrucarse dentro del abrazo mientras cruzaba ambos brazos alrededor su cuello.